viernes, 18 de junio de 2010

Adiós y gracias

Las respuestas al "desafío literario" me llenaron de alegría. Fue como una reunión donde cada una fue sacando desde muy adentro sus vivencias y las fue compartiendo. GRACIAS... por compartir esto tan íntimo y tan fundante de nuestra vida!!! 
Hoy nos enteramos de la muerte de José Saramago, y la mejor forma de homenajear a este escritor que admiro y quiero me parece leer algo de lo mucho que escribió. Por eso comparto con ustedes este poema que me resulta maravilloso:
"Las palabras son nuevas: nacen cuando
al aire las lanzamos en cristales
de suaves o duras resonancias.
Somos igual que dioses, inventando,
desde la soledad del mundo estas señales
como puentes que abrazan las distancias".
Como estuvimos hablando de la impronta de los libros y los relatos en nuestra niñez, también les comparto un fragmento del discurso que don José Saramago pronunció al aceptar el Premio Nobel en 1998:
"El hombre más sabio que he conocido en toda mi vida no sabía leer ni escribir. A las cuatro de la madrugada, cuando la promesa de un nuevo día aún venía por tierras de Francia, se levantaba del catre y salía al campo, llevando hasta el pasto la media docena de cerdas de cuya fertilidad se alimentaban él y la mujer.
Vivían de esta escasez mis abuelos maternos, de la pequeña cría de cerdos que después del desmame eran vendidos a los vecinos de la aldea. Azinhaga era su nombre, en la provincia del Ribatejo. Se llamaban Jerónimo Melrinho y Josefa Caixinha esos abuelos, y eran analfabetos uno y otro. En el invierno, cuando el frío de la noche apretaba hasta el punto de que el agua de los cántaros se helaba dentro de la casa, recogían de las pocilgas a los lechones más débiles y se los llevaban a su cama.
Debajo de las mantas ásperas, el calor de los humanos libraba a los animalillos de una muerte cierta. Aunque fuera gente de buen carácter, no era por primores de alma compasiva por lo que los dos viejos procedían así: lo que les preocupaba, sin sentimentalismos ni retóricas, era proteger su pan de cada día, con la naturalidad de quien, para mantener la vida, no aprendió a pensar mucho más de lo que es indispensable.
Ayudé muchas veces a éste mi abuelo Jerónimo en sus andanzas de pastor, cavé muchas veces la tierra del huerto anejo a la casa y corté leña para la lumbre, muchas veces, dando vueltas y vueltas a la gran rueda de hierro que accionaba la bomba, hice subir agua del pozo comunitario y la transporté al hombro, muchas veces, a escondidas de los guardas de las cosechas, fui con mi abuela, también de madrugada, pertrechados de rastrillo, paño y cuerda, a recoger en los rastrojos la paja suelta que después habría de servir para lecho del ganado.
Y algunas veces, en noches calientes de verano, después de la cena, mi abuelo me decía: "José, hoy vamos a dormir los dos debajo de la higuera". Había otras dos higueras, pero aquélla, ciertamente por ser la mayor, por ser la más antigua, por ser la de siempre, era, para todas las personas de la casa, la higuera.
Más o menos por antonomasia, palabra erudita que sólo muchos años después acabaría conociendo y sabiendo lo que significaba. En medio de la paz nocturna, entre las ramas altas del árbol, una estrella se me aparecía, y después, lentamente, se escondía detrás de una hoja, y, mirando en otra dirección, tal como un río corriendo en silencio por el cielo cóncavo, surgía la claridad traslúcida de la Vía Láctea, el camino de Santiago, como todavía le llamábamos en la aldea.
Mientras el sueño llegaba, la noche se poblaba con las historias y los sucesos que mi abuelo iba contando: leyendas, apariciones, asombros, episodios singulares, muertes antiguas, escaramuzas de palo y piedra, palabras de antepasados, un incansable rumor de memorias que me mantenía despierto, al mismo que suavemente me acunaba.
Nunca supe si él se callaba cuando descubría que me había dormido, o si seguía hablando para no dejar a medias la respuesta a la pregunta que invariablemente le hacía en las pausas más demoradas que él, calculadamente, le introducía en el relato: "¿Y después?".
Tal vez repitiese las historias para sí mismo, quizá para no olvidarlas, quizá para enriquecerlas con peripecias nuevas. En aquella edad mía y en aquel tiempo de todos nosotros, no será necesario decir que yo imaginaba que mi abuelo Jerónimo era señor de toda la ciencia del mundo."
  
¿Saben que cuando Benedetti estaba por morir Saramago propuso hacer una "cadena de poemas"? Hacer una cadena de poemas y palabras será sin duda el mejor homenaje a quien tanto nos brindó, nos deleitó y nos hizo pensar.
José Saramago: Vivirás por siempre en tus palabras y en tus lectores.

14 comentarios:

  1. que bello homenaje haz hecho a la memoria de Saramago, no fue de mis escritores favoritos pero aún así siempre duele que se vayan mentes tan brillantes.

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  2. Uno de mis escritores preferidos, Marcela. El Ensayo sobre la Ceguera es uno de mis libros favoritos de siempre.
    bss

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  3. Que lindo debe ser para el que se va, saber que aqui quedan personas que celebran su vida, con homenajes como éste. Un beso.

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  4. Lindo homenaje a quien trajo tanta entretención y reflexión a este mundo.
    Tu entrada anterior fue exquisitamente agradable. Te felicito por tu lindo blog. Siempre lo comento cuando se habla de "blogs" porque el tuyo es muy especial. Me encanta esa mezcla que haces entre manualidades, películas y libros. Sigue así.
    Como no me queda tiempo para estar al día en lectura aprovecho tus entradas para estar actualizada.
    Cariños,
    Yasmin

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  5. Marcela, que gran perdida, comparto contigo la admiración y el cariño por este HOMBRE. Besos

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  6. Marcela, gracias por esta nota tan bella sobre el maestro Saramago. Su discurso, que leí hace un tiempo, nos revela su calidad humana, su sencillez y esa claridad y sinceridad con que siempre expreso su modo de ver la realidad que vivimos.
    Me uno a la propuesta de la cadena de poemas y palabras que propones, hagamosla realidad.
    Abrazos y mucho cariño.
    Cayoart desde Colombia.
    P.D. hazme saber si recibiste mi correo sobre mola, por segunda vez vía mail.

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  7. Hola Marcela!!!
    Me solidarizo contigo!!! Es una gran perdida!!!!
    Pero nos deja toda su obra, que es una gran suerte!!!!
    Besos.

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  8. Así que te picó el bichito? jajajjaaj, si es relindo tenés que probar de hacer, mirá para algunas Muestras , sí, casi siempre tenés una medida que respetar en el caso de los Mini Textiles ,del CIART y del CAAT son de hasta 20cm por lado, , en el Salón de Primavera del CIART por ejemplo que ya ahora están mandando las bases, las medidas son de hasta 50 cm por lado, y cada lugar pone tambien sus propias reglas, siempre vas a encontrar museos que organizan Muestras y Salones, dadle ANIMATEEEEEEEEEEE, y yo tambien siempre digo y vannnnnnnnnnnnn.......jajajjaj pero está bien tenemos que hacer y hacer , te mando un besito y me alegro que te guste

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  11. Sí nos ha dejado otro prestigioso grande,pero como ya han dicho anteriormente nos deja sus obras y sus pensamientos,su legado nos acompañará para siempre.Un fuerte y cariñoso abrazo mi querida amiga y colega docente

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  12. Hola, Mi Más Bella Bloguera!!! Te extrañaba! Estás "secuestrada"! Jajajaja! Yo también, así que se asusta "el muerto del degollado"! Jajaja! No me enteré a tiempo de tu desafío, pero en algún momento le saco foto a mi primer libro que aún conservo! Y de este escritor, lamento decir que no he leído nada, por lo cual no lo conozco, pero me adhiero a tus palabras y como siempre pienso que quien se va y deja su obra, no nos deja, sólo se "deja de mostrar", pero siempre está! Ánimo con el bloque del Baltimore, que éste realmente es difícil! Ya te saldrá y divino, como todos los que has hecho! Un abrazo enorme!!! MIL BESOTES!!!

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  13. Querida Marce.... ¿porqué será que siempre que te leo se me emocionan los sentimientos y me dejas pensando sobre la vida y todos sus pequeños pero a la vez importantes momentos?
    Gracias por abrirme esa ventana que muchas veces cierro sin darme cuenta.
    Millones de besos

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  14. Hola Marce!
    Mientras leía el fragmento de Saramago pensaba en todos esos abuelos maravillosos que regalan su ternura y sabiduría popular a sus nietos! Qué bendición son esos abuelos! Son un privilegio.
    Gracias por esta entrada y por el mensajito que me escribiste por la eliminación de la Argentina de la Copa del Mundo. Como siempre coincido en un 100% con vos.
    Cariños, amiga.
    María Elena.-

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